En México, comercialmente nos hemos acostumbrado a un color típico de la miel de abeja pura, pero no solo existe uno, sino varios, y depende del néctar obtenido por las abejas de las flores. Incluso tratándose de una misma flor el color varía según la zona geográfica de procedencia.
El color de la miel es una de las características físicas relacionada con del origen floral y en algunos casos, es un elemento sensorial determinante para la decisión de compra del consumidor. Por eso existe el dicho: “de la vista nace el amor”.
En estado liquido la miel tiene un color, el cual cambia cuando cristaliza. También si se observa a contraluz puede percibirse un color distinto. Así que, el color es un elemento subjetivo de observar los elementos de la estructura de la miel.
PFUND y el color de la miel de abeja pura
Para tratar de tener homogenizados los colores de la miel, en 1925 surgió el sistema PFUND, estableciendo como colores el: blanco agua, extra blanco, blanco, ámbar extra claro, ámbar claro, ámbar y ámbar oscuro.
Aunque existe instrumentos para obtener el color de la miel de abeja, debido a su naturaleza, los resultados no siempre son correctos con esos aparatos, llegando a ser más acertado los métodos sensoriales.
El color y la calidad de la miel
Son tan buenas las mieles de abeja claras, como las oscuras, y no existe un color único y estándar en la miel de abeja pura.
El color de la miel no determina su calidad, aunque las claras contienen más vitaminas A, siendo más energizantes y beneficiosas para el sistema inmunitario. Las oscuras tienen vitaminas B y C, minerales, fosfatos de calcio y hierro, presentando un mayor poder antioxidantes y antibacteriano.
El color no es un factor determinante de la calidad de la miel, y no debe influir en la decisión para comprar una u otra. Pero, sí es un indicador de sus cualidades y puede inducir los usos posteriores.